
Los gigantes financieros estadounidenses, entre los que se encuentran Bank of America, JPMorgan Chase y Citigroup, han «aplazado» sus planes de conceder un préstamo a gran escala a Argentina por valor de 20 000 millones de dólares. En su lugar, han optado por un acuerdo más concreto y a corto plazo a través del mecanismo REPO por un valor aproximado de 5000 millones de dólares. En el marco de una iniciativa más amplia de EE. UU., que incluía un swap de divisas entre el Departamento del Tesoro de EE. UU. y el Banco Central de Argentina, el plan de rescate preveía un apoyo sustancial a la economía argentina y la estabilización de la moneda nacional.
La renuncia a un gran paquete de crédito ya está afectando al mercado de las criptomonedas, ya que Argentina es uno de los países con mayor nivel de uso de activos digitales debido a la inflación crónica. Y la nueva ola de incertidumbre financiera puede empujar a los ciudadanos a una transición aún más activa hacia las criptomonedas. En condiciones de falta de liquidez y riesgo de una nueva caída del peso, la población buscará tradicionalmente formas alternativas de preservar sus ahorros.
En este contexto, los analistas también prestan atención al componente político: el apoyo a Argentina podría ser una señal de confianza en el curso de las reformas y un elemento de cooperación estratégica con Estados Unidos. Algunos observadores incluso sugieren que las condiciones de los posibles acuerdos podrían estar vinculadas a las próximas elecciones, y que el paquete de estabilización reforzaría la posición del Gobierno en los mercados internacionales.
Los inversores institucionales, por el contrario, podrían adoptar una postura más cautelosa. Los riesgos macroeconómicos de los grandes usuarios de criptomonedas a menudo aumentan la volatilidad del mercado e, incluso, las noticias pueden frenar la afluencia de capital hacia el bitcoin y las stablecoins. Si Argentina no recibe el apoyo suficiente, aumentará la probabilidad de nuevas crisis monetarias, que tradicionalmente alimentan la especulación a corto plazo y hacen que el mercado sea menos predecible.
Según la fuente, a pesar de las numerosas declaraciones del sector financiero argentino, la situación indica lo contrario: los bancos internacionales no están dispuestos a asumir riesgos excesivos. El Gobierno se ve obligado a buscar nuevas formas de estabilización, menos ambiciosas, pero más realistas. Para Argentina, esta elección puede determinar la trayectoria económica de los próximos años.
El mecanismo del esquema REPO permite a Buenos Aires obtener dólares a cambio de una cartera de inversiones y utilizarlos para pagar deudas urgentes: el Gobierno planea pagar alrededor de 4000 millones de dólares el próximo año y prepararse para emitir nuevos bonos. Al mismo tiempo, los bancos exigen la máxima transparencia y garantías fiables, lo que suscita dudas tanto entre los expertos financieros como entre la oposición argentina.