
En Polonia ha concluido el sonado juicio contra el padre Włodzimierz G., párroco de Legnica, que se apropió de más de 1,2 millones de zlotys (2900 BTC) destinados a la reparación y restauración, y los transfirió a la cuenta de una dudosa empresa de criptomonedas. El sacerdote se quedó con el resto del dinero.
Según la fiscalía, en julio de 2022, el santo padre recibió una subvención estatal y donaciones de los feligreses para la reconstrucción de la basílica y la iglesia. Pero en lugar de utilizar los fondos para su finalidad prevista, transfirió una parte significativa de estos ingresos, más de un millón de zlotys, a la cuenta de una estructura extranjera que prometía beneficios por la inversión en criptomonedas. Decidió ganar dinero con la especulación.
La especulación con bitcoins consiste en comprar y vender criptomonedas basándose en las previsiones del precio futuro, y no en su valor real. Los especuladores se centran en las ganancias a corto plazo, tratando de sacar provecho de las fluctuaciones del mercado en cuestión de horas, y a veces incluso minutos. Y la gente corriente no quiere quedarse al margen. El factor que impulsa estas decisiones es el miedo a perder una oportunidad. Quizás por eso, bajo el pretexto de una misión espiritual, el padre convirtió la iglesia en una plataforma de lanzamiento para sus especulaciones con criptomonedas.
Cuando la auditoría financiera reveló graves irregularidades, la fiscalía polaca abrió una causa por malversación de fondos. Los auditores registraron claramente transferencias que no tenían nada que ver con las obras de construcción. Al mismo tiempo, el santo padre Włodzimierz se negó a prestar declaración y no reconoció su culpabilidad en la estafa con criptomonedas.
Este caso se convirtió en uno de los escándalos financieros más sonados de la historia reciente de la Iglesia, no solo en Polonia. Antes de este caso, en el top 3 de estafas con criptomonedas hay otros ejemplos que demuestran cómo se puede utilizar la religión para la manipulación financiera: El pastor Elijah McCoy, que a través de la empresa «Maccoin» prometió a sus feligreses e inversores grandes beneficios por inversiones en criptomonedas. 2. El profeta Bushiri, un popular predicador televisivo que animaba a los creyentes a invertir en un proyecto criptográfico que supuestamente estaba «bendecido por Dios». 3. Jacob Heller, misionero de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que creó una criptoestafa piramidal aprovechando la confianza de la comunidad religiosa.
El Tribunal Regional de Legnica declaró al sacerdote culpable y le condenó a dos años de prisión, una multa de 6000 zlotys y la obligación de indemnizar con más de 2,457 BTC (1 millón de zlotys) al Ministerio de Cultura y 15 000 zlotys al municipio. Aunque los abogados alegaron que el sacerdote había sido víctima de estafadores y que había actuado sin intención delictiva, la investigación presentó en el tribunal grabaciones de conversaciones y transcripciones que demostraban que el padre Włodzimierz era consciente de los riesgos y había realizado estas transferencias a sabiendas.