Los delincuentes preparaban sus delitos con mucho cuidado, distribuyendo claramente las funciones. Elegían a la víctima con antelación, la observaban durante mucho tiempo y estudiaban su rutina diaria. Elaboraban un plan detallado para secuestrarla y buscaban un lugar donde retenerla y torturarla. El objetivo final de los sospechosos era obtener dinero en efectivo y sin efectivo, así como moneda digital (que funciona sobre la base de la tecnología blockchain), mediante intimidación y chantaje.
Durante la vigilancia, los delincuentes siempre se comunicaban por teléfono móvil, y durante la comisión del delito, mediante radios, a través de canales protegidos. Para cometer los delitos, los miembros del grupo utilizaban tres vehículos. El primero era el principal, y los otros dos servían para cubrir al grupo principal.
Las fuerzas del orden determinaron que el grupo estaba compuesto por extranjeros y apátridas, de entre 23 y 38 años. Los ocho, antes de entrar en el mundo del crimen, trabajaban en diferentes estructuras de seguridad no estatales. Pero no por mucho tiempo, ya que no estaban satisfechos con su salario y no recibían sobornos. Cada uno de ellos soñaba con una casa en uno de los países de la Unión Europea y un Mercedes-Maybach Exelero. O, como mínimo, un Bugatti Divo o un Lamborghini Veneno Roadster.
Además, tienen en su haber una serie de otros delitos contra la propiedad. Los delincuentes elegían cuidadosamente y con antelación a su víctima y, en su ausencia, entraban en la vivienda forzando una ventana. De las viviendas de las víctimas robaban dinero, joyas, equipos informáticos y otros objetos de valor.
Durante la detención en la furgoneta Volkswagen Transporter 4, en la que se desplazaban los delincuentes tras cometer otro delito en la región de Lviv, la policía incautó un disco duro externo (monedero criptográfico), armas, joyas, ganzúas, guantes, radios, pistolas eléctricas, etc. También se incautaron otros objetos que evidencian sus actividades delictivas.
Se supo que los detenidos habían robado en viviendas de las regiones de Lviv, Donetsk y Kiev. De allí se llevaron más de un millón y medio de jrivnias, 90 000 euros, joyas y equipos informáticos.
Además, los investigadores han acusado a los implicados en uno de los episodios de los delitos previstos en el artículo 185, apartado 5, del Código Penal de Ucrania (robo en grado especialmente grave o cometido por un grupo organizado).
La investigación previa al juicio ha concluido y los materiales del proceso, junto con el escrito de acusación, se han remitido al tribunal para su examen. Por este delito, los sospechosos se enfrentan a una pena de hasta 12 años de prisión y la confiscación de sus bienes.