A principios de 2025, la policía española desmanteló una banda de estafadores en la provincia de Alicante que, mediante vídeos deepfake, había engañado a más de 200 inversores confiados. Los delincuentes utilizaron vídeos creados con IA, en los que aparentemente participaban celebridades mundialmente famosas, y «ganaron» más de 19 millones de euros a costa de inversores confiados. Las víctimas primero realizaron inversiones, vieron ganancias falsas y luego se encontraron con bloqueos en la retirada de fondos de sus cuentas, pagos adicionales y otros problemas. La policía detuvo a más de cinco personas y confiscó documentos de identidad falsos, dispositivos electrónicos, documentos y armas.
La amiga de Claudia, que participó directamente en los hechos, al prestar declaración durante el interrogatorio, reveló a los investigadores y, posteriormente, a los periodistas, información interesante. Así pues, la historia de la estafa de IA en la Costa Blanca, en la que se vieron afectados más de 200 personas, es, como se suele decir, sin tapujos.
Claudia nunca creyó en el dinero fácil, y menos aún cuando se trataba de criptomonedas. Pero cuando Manuel le mostró un vídeo en el que famosos aconsejaban invertir en una nueva plataforma financiera que prometía ganancias estables sin riesgo, ella se lo creyó. El anuncio parecía demasiado verosímil como para ser falso. Pero ella no tenía ni idea de que así es precisamente como funcionan los mejores engaños, creados con ayuda de la inteligencia artificial.
En sus recuerdos, la feliz Claudia siempre decía que Manuel no era solo su amante, sino también su aliado. Un ex hacker con un pasado oscuro que deseaba comprar su propia isla en el océano y un pequeño yate. De vez en cuando ideaba diferentes planes, pero esta vez era especial. Fue Claudia quien le presentó a Manuel a uno de los organizadores de la estafa, Raúl. En su día fue su amante y, más tarde, se convirtió en la cara visible de la estafa.
Los vídeos deepfake se creaban en el sótano de una antigua villa. Allí mismo, a petición de Raúl, Claudia escondió las armas. En un hueco del cuarto de baño, detrás de un panel falso, en un lugar que solo ellos tres conocían.
En pocos meses, más de 200 personas, incluidos sus vecinos, invirtieron en la plataforma, que prometía ganancias exorbitantes. En las pantallas, las gráficas subían y las cuentas se rellenaban a una velocidad vertiginosa. En total, 19 millones de euros. Una especie de ilusión de riqueza creada a partir de píxeles y mentiras.
En la primavera de 2025, la policía española detuvo a Raúl por un delito menor y él accedió a cooperar con los investigadores... Más tarde, Claudia se dio cuenta de que había empezado a llevar camisas de manga larga, algo que nunca había hecho. Cuando se dio cuenta de que se había «vendido», había empezado a colaborar con la policía y llevaba un micrófono debajo de la camisa, ya era demasiado tarde.
Los detuvieron en Denia cuando intentaban huir con pasaportes falsos.