
El 15 de noviembre, durante una inmersión programada en una zona marina protegida, los buzos de NARC descubrieron un objeto y supusieron que se trataba de un dispositivo de monitorización acústica, un sonar. Al mismo tiempo, el ministro de Defensa del Reino Unido confirmó que, antes de encontrar la boya hidroacústica RGB-1A (del tipo que suelen utilizar los aviones rusos de patrulla marítima de largo alcance), un buque de reconocimiento ruso estaba operando en la frontera de las aguas británicas.
Según la inteligencia británica, el barco, que se presenta como un buque de investigación oceánica, está cartografiando en secreto los cables submarinos del Reino Unido. A través de estos cables de comunicación se transmite más del 90 % de los datos del país, incluidas las transferencias financieras y las transacciones de criptomonedas.
Bajo condición de anonimato, una fuente del Ministerio de Finanzas británico (Tesoro de Su Majestad) señaló: «Estos cables son una arteria invisible pero de vital importancia para el país. Más del 90 % de los datos del Reino Unido se transmiten a través de ellos: desde las comunicaciones gubernamentales y los flujos de información bursátil hasta las transacciones financieras y las operaciones con criptomonedas por valor de miles de millones de dólares. Cualquier amenaza a esta infraestructura supone un golpe no solo para la seguridad nacional, sino también para la estabilidad económica internacional.
En este juego de sombras, las boyas hidroacústicas ocupan un lugar especial. Dado que las señales de GPS y radio apenas atraviesan el espesor del agua marina, estos dispositivos se convierten en los «ojos» y «oídos» de los sistemas navales modernos. Se utilizan ampliamente en ejercicios y operaciones, ya que permiten rastrear los movimientos más pequeños de los submarinos.
Dado que las señales GPS y de radio no pueden atravesar fácilmente el agua del mar, las boyas hidroacústicas son vitales para los sistemas navales modernos de detección y son utilizadas regularmente por las fuerzas navales en ejercicios y operaciones. Pero la Royal Navy vigila constantemente las aguas del Reino Unido con una serie de activos marítimos para disuadir las amenazas a los intereses británicos, incluidas las amenazas a las operaciones internacionales con criptomonedas.
Recordemos: las transacciones de criptomonedas se realizan a través de la cadena de bloques: el usuario inicia la transferencia desde su monedero, que se firma con una clave privada, y luego se envía a la red de nodos para su verificación. Después de pasar la verificación, la transacción entra en una «cola» de espera, y los validadores la seleccionan en bloques que se añaden a la cadena, lo que hace que la transacción sea irreversible y accesible para todos los participantes de la red.