A una famosa modelo de Playboy le robaron 1,2 millones de dólares en criptomonedas. Los ladrones irrumpieron en su casa y, con armas en mano, le exigieron que transfiriera las criptomonedas a sus billeteras. La joven vivía sola y no pudo resistirse. Para hacer parecer serias sus intenciones e intimidar a la mujer, los delincuentes dispararon a su pequeño perro chow chow.
Se utilizó una pistola con silenciador, por lo que los vecinos no escucharon ningún ruido. Después de que los delincuentes recibieron la criptomoneda, ataron a la pobre niña y se fueron. Todo el robo no duró más de 15 minutos.
La policía localizó a los sospechosos gracias a la videovigilancia. Después de todo, la niña vivía en una zona moderna de la ciudad, con muchas cámaras de vídeo por todas partes. A pesar de que los delincuentes utilizaban máscaras negras y placas falsas, fueron detenidos esa misma noche.
La criptomoneda aún no ha sido devuelta. Los propios delincuentes lo ocultan cuidadosamente, porque en esencia estos fondos son la principal prueba contra ellos.