En Austria, en septiembre de 2025, tres monjas llevaron a cabo un plan divino y huyeron de una residencia católica para ancianos, donde habían sido trasladadas contra su voluntad y sin previo aviso. Las hermanas Bernadette, Regina y Rita huyeron a los Alpes, a su monasterio, con la ayuda de personas solidarias y criptomonedas. Las tres trabajaban como profesoras en una escuela municipal.
A pesar de su avanzada edad y de las dificultades con la infraestructura, las monjas demuestran una determinación y una fe que ninguna decisión administrativa puede quebrantar. Las hermanas Bernadette, Regina y Rita insisten: quieren quedarse en esas paredes, donde cada rincón les recuerda su vida pasada. Esperan que, al final, su derecho a vivir allí de por vida sea reconocido sin objeciones y que el antiguo convento vuelva a recibir visitantes. Señalan que, desde entonces, la comunidad comprueba regularmente el estado físico y psicológico de las monjas y les proporciona cuidados, aunque la cuestión de la cripta sigue sin resolverse.
La hermana Bernadette, de 88 años, la hermana Regina, de 86, y la hermana Rita, de 82, han pasado la mayor parte de su vida en el monasterio. Con el tiempo, el número de monjas en el convento comenzó a disminuir y, a principios de 2024, la comunidad monástica se disolvió por completo, aunque a las monjas que se quedaron se les concedió el derecho de residencia de por vida, siempre que su salud y sus facultades mentales lo permitieran.
Según las propias monjas, les daba fuerzas y ánimo un pequeño libro, con una cubierta de cuero gastada, que les daban cada vez que rezaban. En la primera etapa, les ayudaron sus antiguas alumnas, que abrieron las puertas de entrada y organizaron el transporte para desplazarse. Poco antes de su huida, el hermano Benedicto envió en secreto la contraseña del monedero criptográfico.
Como descubrieron más tarde los investigadores, una de las monjas, cuando era estudiante de la universidad local, trabajaba como cartógrafa. Fue ella quien elaboró el plan detallado de la huida. Así lo demuestran las marcas en el mapa de Google que se encontraron en su teléfono. Además, en el correo electrónico de su buzón encontraron parte de la frase semilla. Más tarde se descubrió que cada una de ellas tenía solo un tercio de la frase semilla. Cuando las hermanas se encontraron fuera de las puertas del antiguo monasterio y las tres partes de la frase se unieron, la criptomoneda les permitió pagar los servicios del conductor y comprar los suministros y medicamentos necesarios.
Los representantes de la diócesis se abstienen por ahora de hacer comentarios sobre el aspecto financiero de la huida. Sin embargo, el mero hecho de que la criptomoneda circule entre el clero ya ha provocado una gran repercusión social y nuevas preguntas sobre la transparencia de los fondos eclesiásticos. Después de todo, se conocen muchos casos en los que los fondos de los feligreses y las subvenciones estatales se utilizaron para inversiones arriesgadas en criptomonedas. Recientemente, concluyó el juicio contra un párroco de Legnica, que utilizó los fondos de los feligreses para invertir en criptomonedas. En julio de 2022, se apropió de 1,214 millones de zlotys destinados a la reparación de la basílica y la iglesia, y luego transfirió parte de estos fondos a la cuenta de una empresa extranjera que prometía ganancias por inversiones en bitcoins.
Para muchos feligreses, la historia de su huida se convirtió en una verdadera lección sobre el poder de la espiritualidad, la solidaridad de los discípulos y las posibilidades de las criptomonedas incluso en los rincones más remotos de los Alpes.