Un aparcamiento oscuro. La húmeda niebla del atardecer se mezcla con la contaminación de la gran ciudad y se extiende sobre el asfalto. Katerina sale del coche y se dirige hacia el letrero del casino. Da un paso adelante, pero luego se detiene y vuelve al coche.
Katerina está sentada en su coche con los faros apagados. Su teléfono parpadea con un mensaje rojo procedente del banco: «Su tarjeta está bloqueada».
Apoya la cabeza en el volante. Le tiemblan un poco las manos. Hace treinta minutos, la última apuesta en el casino. Pero en la ruleta, su «número de la suerte» no funcionó. La cuenta bancaria está en números rojos y en el asiento de al lado hay una botella de buen vino sin abrir.
Katerina levanta la cabeza. En el espejo retrovisor cuelgan las llaves del gimnasio y del estudio. El negocio que había construido durante años. Ayer, sus clientas le escribieron por mensajería y le preguntaron: ¿dónde están los entrenamientos, dónde están los vídeos? Ella simplemente no respondió...
«¿Es el fin?», se da cuenta de que mañana ya no habrá ninguna historia sobre la motivación... «Pensaba que lo recuperaría todo... Pero no pude parar a tiempo».
En el último año y medio, Kateryna perdió más de un millón de dólares estadounidenses, apostando no solo su dinero, sino también su propio futuro. Sus noches cada vez se pasaban menos en el gimnasio o el estudio y más en las mesas de las salas VIP de los casinos. En lugar de contenido de fitness, en su iPhone casi siempre se abrían pestañas de sitios web de apuestas.
Todo comenzó cuando la policía empezó a recibir quejas. Varias clientas afirmaban que habían transferido fondos para programas personales y vídeos de entrenamiento, pero nunca recibieron los materiales prometidos. Además, una de sus socias presentó una demanda acusándola de transferir ilegalmente fondos de la cuenta corporativa a su cuenta personal.
Se ha iniciado un procedimiento por fraude en el que está implicada una entrenadora de fitness local que perdió más de un millón en el casino. Además, se la sospecha de fraude por un importe superior a 8,48 BTC. La información ya se ha introducido en el Registro Unificado de Investigaciones Previas, y los investigadores y la policía están estableciendo todos los detalles y llevando a cabo otras acciones de investigación necesarias. Durante los registros se incautaron un ordenador portátil, teléfonos y documentos, y se interrogó a más de 15 víctimas.
Asimismo, los investigadores suponen que Katerina pudo retirar parte de los fondos a través de servicios de criptomonedas, tratando de eludir la supervisión de los bancos. Por eso, una de sus carteras electrónicas estaba registrada a nombre de terceros. La cantidad total de criptomonedas enviadas como pago por adelantado por cursos de vídeo inexistentes ascendió a más de 1 000 000 de dólares.
Un oscuro aparcamiento... La niebla vespertina se mezcla con el smog de la gran ciudad y se extiende sobre el asfalto. Katerina está sentada en su coche con los faros apagados.